10 Apr
10Apr

Los medios de comunicación se creen que todos somos público del Chiringuito o algo así, amebas sin cerebro; y lo increíble es que sí, la gente traga con lo que le echen...

La población de la ciudad de Bilbao es de 350.000 habitantes; la de Bizkaia, alrededor de 1.200.000. El área metropolitana de la city, es decir, las localidades próximas al núcleo principal (márgenes izquierdo y derecho de la ría, fundamentalmente), se llevan el mayor porcentaje de habitantes de toda la provincia, 75%; somos 900.000. En el año 1984, último en el que se sacó la gabarra, las cifras eran prácticamente iguales, no ha habido en ese aspecto, demasiados cambios. En ese momento, algún anónimo encarnando el topicazo bilbaíno (fantasma y exagerado), se le ocurrió decir que en la celebración “se congregaron más de un millón de personas”; y se quedó tan ancho. Y lo cojonudo fue que se tomó como verídico, avalado por periodistas y televisiones del momento. La leyenda continúa, y la tradición vasca de mitificación y sentimentalismo barato que entre otras cosas, ha deformado gran parte de la visión identitaria de este pueblo, vuelve ahora con más fuerza que nunca ¡las expectativas incluso, esperan superarse!

Pero vamos a ver, almas cántaras: si la ciudad de Bilbao tiene 350.000 habitantes, la provincia entera poco más de un millón, la gabarra no pasa por pueblos, no coge carretera que atraviese la provincia y no hay más que unas horas de comitiva… ¿cómo narices va a haber más de un millón de población viviendo in situ, en el trayecto marcado, al mismo tiempo, la concentración? ¡¡¡tendría que estar presente toda la provincia, toda: retenes de hospitales y sus enfermos, viejecitos de residencia, bomberos y policías, pilotos de Vueling de Loiu y cajeros de Eroski Balmaseda, todo el mundo, sin casi excepciones!!!! ¿cuentan los que sólo tienen que asomarse a la ventana porque viven a la orilla de la ría? ¿que viene gente de fuera? ¿cuántos buses, aviones, peñas de Cádiz, Logroño o Sigüenza? que esa es otra: sé copartícipe del disfrute con quien te puede cantar en un momento dado “al bote, al bote, español el que no vote” si se viene arriba, o te ha pitado tu himno el sábado pasado… allá cada cual con sus desvíos de placer; sí, esto es fútbol, irracionalidad y tradición, pero coño, hay que tener estómago…

Vivimos en la estafa permanente, la mentira institucionalizada y la manipulación mediática a todos los niveles; con la puñetera idea de que las sensaciones son tan válidas como los datos, arrinconando cada vez más al sentido común de las cosas; el otro día en el concierto de Depeche Mode estuvimos 15.000 asistentes, con los tickets vendidos como prueba irrefutable… pero amigos, “me dio la sensación que estábamos 100.000, entre el ambiente, el público entregado que cantaba las canciones, la densidad… lo dicho, ¡estábamos 100.000!”; y así quedó para unos anales de la historia en clave de ciencia ficción… “100.00 personas en el BEC viendo a DM”. Todo el mundo tiene derecho a alienarse con lo que quiera, desde luego, pero coño (una vez más), no insulten a la inteligencia de esta forma…

Pero bueno, bien, imaginemos que sí, efectivamente, más de un millón de tías y tíos se juntan mañana en la movida esta (y también en el 84 los hubo: aceptado); pues posiblemente, sea portada mundial, factor de orgullo, algo épico, meritorio ¿verdad?… ¿nadie se plantea que el hecho puede ser para todo lo contrario? ¡qué horror, semejante movilización al servicio de la culminación del concepto de "felicidad delegada"! vamos, como para no decir que eres de aquí cuando sales fuera, para esconderse de vergüenza ajena, silbar mirando al techo cuando alguien pregunte "¿hay alguien de Bilbao aquí?". Buscar la dosis de felicidad que hace que sobrevivamos en este mundo, no deja de ser un acto de madurez importante que poca gente es capaz de asumir, así que lo más fácil es delegar esa responsabilidad en otros, por lo que el sistema infiltra “agentes” en nuestras vidas (pan y circo, ocio y turismo dirigido, etc.) que nos quitan ese trabajo; y poder echar también la culpa a esos otros, cuando experimentes la desgracia.

Hoy en una expo del Guggenheim, un señor con la camiseta del Athletic (de esos masoquistas que he comentado antes, por el acento…) comentaba en volumen alto “¡es que no entiendo nada, no entiendo nada!”; no entendía nada, estaba claro; todo lo demás, todo esto, posiblemente sí… la vida.


















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