04 Jul
04Jul


Así, en plural, que es como vulgarmente se conocen. Antes de la aparición del centro comercial, que ofrece una distracción/atracción evidente para el pueblo, éste se prodigaba más en ellas. Las ferias son un universo de sensaciones en las que podemos apreciar parte de los principios estéticos ibéricos en estado puro, sobre todo el horror vacui y lo grotesco; el drama surge cuando las vemos desoladas.

Unas ferias sin nadie (los autos de choque, las casetas de tiro, las carreras de camellos/muñecos...) inmediatamente nos produce una sensación melancólica de pena solidaria, viendo quizás, un modo de vida en extinción. Como el circo tradicional (no ”el del Sol”, que ha incorporado las suficientes dosis de espectacularidad impecable como para transformarlo en acontecimiento multi-generacional consumible por toda la familia), la ”cabra y el gitano” o las boleras, que ahora son recreativos para adultos y que eran ejemplo de eclecticismo social, donde convivían sin prejuicios el ”macarra de barrio” y el adolescente con su paga semanal ocupando la actividad ociosa que ahora suplen los mil y un app's de celulares. 

Las ferias han nutrido a generaciones, de ositos de peluche, muñecas y absurdeces varias, poblando las camas y baldas de armario de la chiquillería e introduciendo, sobre todo en el sector femenino, las primeras inclinaciones hacia la acumulación decorativa inútil, con una tendencia de esos objetos hacia el gran formato que los convierte a escala infantil en casi reales, siendo esto una de las características que, en muchos casos, hace que no desaparezcan de las habitaciones hasta bien entrada la juventud de la poseedora; eran (¿siguen siendo?) parte de la familia, como la televisión (que te habla, te mira...).

Testimoniando históricamente las ferias, tenemos la suerte de poder apreciar una obra maestra del documentalismo costumbrista de los años 30, "Esencia de verbena""poema documental de Madrid" de Ernesto Giménez Caballero (un fascista de primera generación muy peculiar e interesante de escuchar): 11 minutos de folklorismo urbano, surrealismo castizo y la aparición inédita de Don Ramón Gómez de la Serna, uno de los introductores de la vanguardia moderna en España.

Imágenes: cabecera, ferias en Irun. Contenido, Fotografía de Hernán Ordóñez sacada en Trintxerpe, barrio dividido entre Pasaia San Pedro y Donostia (Gipuzkoa).

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